ads4

20 € de descuento en todos los productos de VidaXL.es
Recibe 20€ de descuento en compras mínimas de 220€ en todos los productos de www.vidaxl.es
XLCNES
Cupón válido del 3 de agosto de 2017 al 30 de septiembre de 2019

Suscripciones

Luz y Obscuridad

Cuenta la leyenda que hace mucho tiempo, en una pequeña aldea de la selva, vivían dos hermanas llamadas Kodama y Himegami. Ambas eran muy hermosas, tenían la piel de ébano, una figura grácil y un cabello abundante largo. Las dos vivían en una humilde morada con su madre y así como eran de parecidas por fuera, por dentro eran totalmente opuestas.

Kodama era una joven obediente y agradable, que siempre se ofrecía para ayudar con las tareas de la casa y también a los demás. Todos en la aldea la apreciaban mucho, debido a su dulce carácter y su intachable virtud.

En cambio Himegami era todo lo opuesto. Egoísta y caprichosa, siempre andaba viendo la forma de aprovecharse de los otros y ni su madre, ni su hermana eran la excepción. Además, nunca obedecía a su progenitora y todo el tiempo estaba escapando para verse con chicos en las afueras.

Una noche calurosa, a Himegami se le ocurrió salir de casa para bañarse en el río, confiando en que su madre no se diera cuenta. Despertó sigilosamente a su hermana Kodama para que la acompañara y aunque al principio ella no quiso, finalmente terminó cediendo. Siempre lo hacía cuando la quería engatusar de alguna manera. Las dos salieron en silencio de casa y llegaron hasta el río.

Himegami disfrutaba la sensación del agua fresca sobre su piel, cuando tomó el jabón y se lo extendió a su hermana.

—Toma, frótame la espalda —le ordenó.

Pero al ver que ella no tomaba el jabón, la joven miró por encima de su hombro y casi se muere del susto con lo que vio. Kodama no estaba por ningún sitio. En su lugar, yacía un demonio negro con cara de cerdo, que emitió unos sonidos horribles al tiempo que tomaba el jabón para frotarla.

Himegami salió despavorida del agua y se echó a correr en medio de la selva. Las ramas de los árboles arañaban y herían su cuerpo desnudo, pero ella no se atrevió a detenerse ni a mirar atrás. Sentía que el monstruo le estaba pisando los talones. Finalmente, no vio el par de ramas que se interponían en su camino y estas se le clavaron cruelmente en los ojos, haciendo que se desmayara del dolor.

A la mañana siguiente, al no ver a Himegami por ninguna parte, Kodama y su madre salieron a buscarla por toda la aldea y pidieron la ayuda de los demás miembros de la tribu para encontrarla. Buscaron todo el día hasta que finalmente, la encontraron inconsciente en un ramal.

La gente llevó a Himegami a casa y su madre curó sus heridas, pero la muchacha no despertó en cinco días y cinco noches.

Cuando por fin pudo recobrar el conocimiento, se dio cuenta con amargura de que había quedado ciega. Sería ese el castigo con el que tendría que cargar para siempre, por ser tan mala y desagradecida con las personas que siempre la procuraron.

Himegami no volvió a salir nunca más de casa.

Comentarios

Entradas populares